Actitudes predominantes en fotografía
La fotografía es un arte reproductivo, trata de hacer algo presente mediante una imagen que registre un alto detalle de lo que el fotógrafo quiso plasmar. Es un mensaje y tiene su razón de ser cuando encuentra un destinatario que lo reciba, aunque no se puede garantizar que lo emitido sea lo mismo que el receptor perciba pues depende de los signos que aparezcan en la imagen y del contexto cultural de cada uno. Cuanto más mimética sea la representación, o sea, cuanto más exacta sea la copia del objeto representado, menos separación habrá entre el significante y el significado.
El fotógrafo se presenta ante los sujetos o situaciones con una actitud exploratoria de los valores que le llaman la atención bajo su personal y subjetiva forma de percibirlos. Se puede acometer el acto de fotografiar desde un punto de vista «creativo» o meramente «reproductivo». Joan Costa, en su libro «El lenguaje fotográfico» nos dice que «estas dos actitudes generales conllevan un acto diferencial, en el primer caso el mensaje es del fotógrafo; en el segundo caso el mensaje es el propio objeto fotografiado».
Pero los objetos, aunque inanimados, se nos ofrecen bajo dos actitudes, una pasiva y otra activa. La activa es la que el sujeto atrae al fotógrafo, estimula su acción, le seduce para que lo transforme en imagen fotográfica; por el contrario en la actitud pasiva éste claudica ante el fotógrafo para que tome la iniciativa de modificarlo a el y su entorno mentalmente para el resultado de su propia idea.
En el primer caso la imagen suele ser, no siempre, reproductiva. Se utiliza la técnica más depurada posible para realzar esa «reproducción» fiel. En el segundo caso es la persona la que busca los sujetos u objetos para realizar su representación, entra en juego la personal «creatividad» del fotógrafo y puede, con respecto a la cuestión técnica, saltarse en ocasiones, su refinamiento.
Simplificando al extremo el hecho fotográfico, se podría decir que cuando el creador de una imagen busca expresarse con cualquier tipo de discurso, el resultado es lo que conocemos como «fotografía artística». Éste compone su imagen para que sea contemplada en su estética y comprendida en su mensaje.
Otro tipo de fotografía lo encontramos en lo que en lo que denominaríamos «informativa». Se limita, eso si, bajo su experiencia en comunicación, a describir un acontecimiento, un paisaje o cualquier cosa que se pretenda transmitir o informar mediante una imagen.
Otros autores no les preocupa la comunicación ni de hechos ni sentimientos propios, sencillamente reproducen miméticamente lo que les ha llamado la atención ante sus ojos. Tratan de cristalizar esa realidad mecánicamente, solo pueden transmitir con precisión la exhibición de la naturaleza careciendo de cualquier mensaje pero con una precisión técnica y estética depurada como gran valía ante sus espectadores.
Pero la fotografía no nos presenta exclusivamente lo que a nivel figurativo aparece en ella. Quien la realiza se ha motivado por algo y escoge los elementos o personas bajo su estricto punto de vista y esa mirada define el carácter y el ser del fotógrafo bien sea artista, informador o retratista. Lo que se ha escogido en el momento del disparo es un conjunto que expresa una idea con un sentido, por eso lo que aparece, lo que se ha registrado mecánicamente bajo una técnica específica, se conoce como «enunciado». Éste se define como un conjunto que expresa una idea con sentido completo.
Alguien puede argumentar que cuando hace una fotografía no quiere decir nada, la hace porque le gusta y ya está. Pues bien, tengamos en cuenta que la mirada define el carácter y el ser del individuo de modo que con lo que se escoge dentro del encuadre, nunca mejor dicho, uno se está retratando. Nos está enunciando el cómo percibe el exterior la persona por medio de ese conjunto visual que nos muestra mediante su fotografía, tanto si éste es personal o copia de las tendencias de cada momento. Todo lo que nos rodea nos está proyectando un mensaje, como fotógrafos estamos escogiendo mensajes y los estamos cristalizando en una imagen fotográfica, de ahí que la fotografía nos defina el cómo el autor es selectivo a unas cosas y no le motiven otras. Este documentar la visión particular de cada uno, resultante de su filtro cultural, conforma la expresión personal y con ello su estilo.
Cualquier imagen se compone fundamentalmente de un tema al que se le aplica una técnica específica, y sea cual sea el escogido las partes que la materializan se pueden resumir nombrando en primer lugar el elemento principal, el de mayor jerarquía, el que nos motiva, otra es la composición del conjunto de todos los elementos, luego la luz, el color, etc, y planeando por encima de todo la finalidad de la representación. Toda la multiplicidad de temas y a su vez la diversidad de forma de expresarlas por parte de los diferentes autores hace que la fotografía se pueda clasificar en los siguientes apartados:
La fotografía documental en la que damos testimonio de nuestro rededor, son imágenes que relatan aspectos de la sociedad, la naturaleza, acontecimientos, anécdotas. En ellas no se utilizan tratamientos posteriores que alteren el relato y les anulen credibilidad.
La fotografía artística, que ya admite todo tipo de tratamiento posterior, quiere transmitir emociones, mostrarnos la emotividad, despertar éstas bajo primas de belleza y harmonía, siendo posible hacer subdivisiones separando el retrato en el que el sujeto es el único motivo y en el que se deben resaltar rasgos de la personalidad y el carácter. Esto es lo que diferencia la fotografía del busto de una persona de la de un retrato. El bodegón, en el que se representan objetos inanimados, composiciones de elementos distribuidos por el fotógrafo y que también se conocen como naturalezas muertas.
La fotografía descriptiva que simplemente nos muestra lo representado con la única finalidad de reproducir y mostrar lo captado miméticamente. Se utiliza mayoritariamente como ilustraciones en trabajos relacionados con la imagen en cuestión
La fotografía emotiva o evocativa cuyo sentido es extraer de la persona que la contemple una a floración de sentimientos.
La fotografía semántica conlleva un concepto, un mensaje, es el significado lo más importante. Lo representado no es tan importante como sus connotaciones. Estas fotografías necesitan más lectura e interpretación. Hay fotografía de opinión en las que prevalecen las ideologías e ideas concretas.
La simbólica se encarga de ir más allá de la realidad, aquí nos encaja el surrealismo, que quiere decir, por encima de la realidad. Esta fotografía es la que posee mayores connotaciones, trasciende las interpretaciones convencionales.
La fotografía narrativa necesita del tiempo en el relato, es común servirse de colecciones de imágenes que a modo de secuencia relatan el contenido.
Indudablemente no existe una frontera o límite entre todas estas categorías de imagen, se pueden inter conexionar y tener en una sola foto elementos de varias categorías, pero prevalece la más consistente, la de una jerarquía mayor y sobre todo la intención final.
La fotografía cumple la triple función de ser un testimonio documental, un lenguaje y un arte sin que ninguna de las tres aplicaciones se interfieran entre si. Solo la intención del autor y el destino final de ella nos va a orientar sobre su calificación por parte del espectador.
FOTOGRAFÍAS: José Manuel Sáiz
BIBLIOGRAFÍA:
Joan Costa – El lenguaje fotográfico. 1977.
Moles y Caude – Creatividad y métodos de innovación. 1977.
Boris Cossoy – Lo efímero y lo perpetuo en la imagen fotográfica. 2014.